lunes, diciembre 17, 2007

Birthday

Hoy cumplo 18h años!!!!!
Por fin soy mayor de edad!!!!!

De ahora en adelante, cosas de adultos.

miércoles, diciembre 05, 2007

BUS.

Viajando aproximadamente 'sqrt(3)' veces al día en el C1 (C.Centro) se ve de todo.

Un martes a eso de las 09:31 estaba yo subiendo en la parada de siempre. Bus lleno, preveo varias paradas de pie. Oteando entre una y la siguiente a los recién incorporados, me cruzo con una mirada cómplice. Aparto la vista unos 'pi' radianes con objeto de hallar asiento libre en el fondo del vehículo, y evitar un contacto visual directo. Dos paradas después, se abre una pareja de asientos a unos 4 ft. de mi posición. Ante tal acontecimiento, la gente mira al hueco, inmóviles y con cara de duda, por lo que avanzo decidido al sitio de ventana. Así como tengo mis posaderas cómodamente situadas en el asiento, veo que tras de mí venía la mirada de unos minutos antes. Se sienta tímidamente a mi lado en el sitio de pasillo. Permanece sentada en el borde opuesto al mío, aparentemente evitando el contacto físico. Se suceden las paradas, ella mira al pasillo y yo a la ventana. Al relajarnos mi brazo derecho roza su respectivo izquierdo. Cuando nos notamos la tensión se hace palpable, todos los músculos del cuerpo se nos tensan pero permanecemos estáticos. Unos minutos nos dedicamos a ver como la gente se baja y sube al vitrasa.....

Todos vivimos el típico paseo en autobús con un pasajero brasas.

Una vez, estaba yo de pie entre otra gente de pie, debido al lleno casi total, cuando se acerca empujando una mujer de unos 36 años. Al llegar a mi lado grita algo como “por favor, déjenme pasar, que aquí me agobio”. Yo me aparto hacia el hueco de la puerta pasando ella a la parte trasera. Amablemente alguien le cede un asiento en la última fila, que en este modelo está más alta que el resto de plazas. Tras sentarse y agradecer, excesivamente, a la señora que le daba paso, comienza a narrar la historia de su vida por fascículos a una amiga suya. Ésta había encontrado sitio a unas 60 in. de distancia, en la fila anterior. Hablaba de cuando se casó, de cuando tenía novio, de lo que venía de hacer, de a donde iba, de su trabajo..., y todo con gran lujo de detalles. Yo, a pesar de estar a medio bus de distancia, me enteré de esas anécdotas del mismo modo que los 50 desconocidos que me rodeaban, y apuesto a que ninguno tenía ni el más mínimo interés . Nadie murmuraba siquiera, por la mujer cansina, que ala vez que nos rallaba nos dedicaba miradas a todos como haciéndose la importante. Cada uno de nosotros deseaba simultáneamente que llegase su parada para terminar la agonía.

..... unos minutos nos dedicamos a ver como es bajaba y subía gente al vitrasa. Llegada una parada, la brasas se pone en pie y se dirige a la puerta de salida. La observamos atentamente porque el bus está detenido pero no abre las puertas. La casualidad y el azar han coincidido en favor de la pesada, ya que nadie iba a bajarse ahí y el semáforo estaba en rojo. Cuando se percata de la situación suelta un comentario en voz alta en plan “ui... si no había apretado el botón”, a la vez que lleva su dedo al mismo. Ante tal muestra de agilidad mental y coordinación, mi gesto es de pena. Niego con la cabeza lo que acaba de suceder. Mi vecina me ve y comienza a reírse. Yo sólo atino a articular algo así como “hay cada uno por ahí suelto...”. Esto hace reactivar su risa y a la vez me bloquea. No recuerdo qué pensé, ni en que parte del espacio-tiempo estaba perdida mi mente, hasta que llegó la siguiente parada. En cuanto se abrieron las puertas para dejar bajar a los pasajeros, ella se puso en pie y, a la vez que salía, me dirigió un “hasta luego” que yo correspondí con un “Adiós”.

Simbolizaba la despedida de mi ánimo.

No sé cuando lo volveré a recobrar, pero estoy seguro de que un trozo murió allí. Mientras estaba hundido en el asiento de ventana estalló mi alma en mil pedazo, y como apenas faltaban unos cientos de millones de nanosegundos para mi destino, no pude recoger todos los fragmentos. En el hoyo quedaron cosas antaño perdidas y recuperadas, que ahora vuelvo a echar en falta. Espero encontrar algo que me suelde al cerebro estas lecciones de la vida, o al menos algo que supla mis carencias... o al menos alguien con quien compartir mi minusvalía. Aunque es bien sabido que las probabilidades de éxito en estos casos ronda el 0%, yo siempre he confiado en el azar. Por eso cuando me tiran unos dados a la cabeza, yo los devuelvo sin mirar cuánto he sacado. El día que gane mi apuesta ya me avisarán.




MORALEJA: Yo soy así: una fantasía, igual que Tú.




04_Diciembre_2007.
23h_23m.
El_Marcos_de_Siempre.