domingo, enero 20, 2008

Ella.

          Hace no mucho tiempo, en un lugar que nunca recuerdo, nació. Con poca energía salió de su capullo para ver la luz y enseñarse al mundo. Los pocos que asistieron al evento nos miraron con indiferencia, y su tímida belleza se mantuvo escondida. Pocos días pasaron hasta que abrió sus alas por completo y emprendió el vuelo de su vida.
          Al principio nosotros la mirábamos sin dejarnos ver, sabiendo que nos descubriría tarde o temprano y deberíamos mostrarnos tal y como somos. En sus primeros vuelos no se acercaba ni a ti ni a mi, pero iba creciendo en elegancia y su corazón se fortalecía. El espacio en el que le permitíamos volar era normalmente amplio, aunque lo reducíamos esporádicamente para verla de cerca. Compartíamos algunas de nuestras ilusiones con ella intentando conquistar al niño que llevaba dentro. Así pasaron los días, las semanas y los meses.
          A medida que maduraba, se iba forjando una idea de nosotros, y cada vez su vista se hacía más nítida. Dejamos de ser sombras y susurros para ella, y empezamos a cruzarnos palabras. Como tú y yo somos dos grandes personas, todo fueron elogios y dulzura. Esto hizo que empezase a desprender su aroma femenino al aire que nos separaba.
          Cuando se hizo adulta, yo sentía mi corazón acelerarse y mis sentidos aletargarse por su alma. Tú, sin embargo, permanecías fiel a tus principios y la tratabas igual que siempre. Eso es precisamente lo que no pude hacer, y mis posibilidades de seducirla se esfumaron. Sólo atiné a blasfemar en vuestra contra y volver a mi rutina.
          Sin darme cuenta, estaba huyendo de vosotros. Os odiaba, a pesar de que tú fueras leal y ella fuese perfecta. La huida fue breve, ya que la ira me hizo necesitar descanso pronto. Mientras reposaba en mi parcela de mundo, los recuerdos del pasado ocupaban todos mis pensamientos. La había visto nacer y crecer preciosa. Y tú conmigo. La nostalgia me invadió completamente. Acto seguido decidí afrontar la realidad y hacer las paces con los dos. Al salir a la vida de nuevo, secándome las lágrimas con una mano y despojándome de mi orgullo con la otra, me llevé una sorpresa maravillosa. Ahí estabais, mirándome con una sonrisa inolvidable.
          Ante tal circunstancia, mi respuesta fue abrazaros. Sabía que no me habíais abandonado. Tú eras el de siempre, y yo no merecía un trato especial por mucho que me enrabietara. Ella me hizo darme cuenta de mis errores. Desde aquel instante quise ser tu discípulo y tú te negaste, alegando que poco podías enseñarme. Esa fue mi primera lección.
          Las sucesivas tuve, y tengo, que ir extrayéndolas de tus pasos. Como ella no se separa de ti, vas repartiendo amor y sabiduría por cada derrotero. Yo me mantengo aferrado a tu acompañante, rescatando cada brizna que puedo, y tratando de absorber parte de tus cualidades. Me asombra, cada día más, tu versatilidad ante cualquier obstáculo pero por mucho que procuro ponerme a tu altura, sigo fracasando.
          Creo que he de seguir en mi línea, para así tener algún día una pareja como la que hoy tienes tú. Alguien que me adore sin ahogarme. Pienso conseguirla, y cuando lo haga tu también estarás, vosotros estaréis, para verla.
          Ella será parte de tu ella. Será, en cierto modo, nuestra.






Dedicado a ella, la amistad.
Y a ti, mi amigo D.O.




Marcos T.
20 de Enero de 2008.
02:33AM.

3 comentarios:

Ouyeahs dijo...

(...)

sí esta vez tus diapositivas casi me hacen llorar,pero también has dejado que las palabras se expresen por sí mismas

pero bueno,veo que tu también empiezas a tratar el género pasteloso con soltura...aunque no creo que nadie se merezca semejantes halagos...xDD

gracias amigo

Anónimo dijo...

...'marquitos', lo he leído completo hace un rato, y te he enviado un mail, pero quería dejar constancia aquí ;-).......ME ENCANTA tu 'exteriorización' y la forma en que lo has narrado TODO.......un abraccio molto forte.......

Anónimo dijo...

...lo he vuelto a leer...y me sigue encantando...algo puro desde tu interior...