viernes, julio 15, 2011

Black Nada.

Saliendo al encuentro de todo, te encuentras la NADA. Es imposible expresar cosas con palabras. No puedo decir NADA. Imaginar es fácil, casi siempre, pero no se puede explicar un sueño. Ni tan siquiera es posible hacer lo que se piensa, al menos de la forma en que se pensaba hacer. La mayor satisfacción es imaginar que ha existido la posibilidad de hacer eso tal cual, sin errores, pero siempre quedan pensamientos negativos. Aquellos que te sugieren que no hay NADA que hacer. Pueden incluso convencerte de lo peor. En cualquier caso, son lógicos y necesarios puesto que no hay NADA que los evite. Lo mejor, aparentemente, es alejarse de ellos cuanto antes nos sea posible. Y digo aparentemente porque en ocasiones sólo centrándose en ellos se pueden sobreponer las ilusiones, las buenas ilusiones. Entender que NADA es bueno puede ser bueno, semejando esto una contradicción a menos que entendamos la idea como algo progresivo. De lo contrario entraríamos en un bucle “infinito” que solo tendría de infinito la palabra, ya que la diferencia con cualquier otro razonamiento es simplemente esa palabra. La definición que nosotros le damos es lo único que los hace distintos, NADA más que eso. Darse cuenta de algunas de estas cosas acarrea otras tantas de inconmensurable valor, hasta el punto de no tener NADA que ver con el resto de las cosas. No darse cuenta de algunas de estas cosas conllevaría a otras tantas de gran valor, pero distinto entorno. Creer que nos damos cuenta y creer que no nos damos cuenta es exactamente lo mismo que antes pero en relación inversa. NADA puede ser distinto a dos situaciones que en esencia son exactamente iguales, y lo único que separa a ambas es NADA.

 -Marcos
06-Septiembre-2005


PD: pues esta paranoia recursiva o recurrente es la que dió nombre a mi blog, tiempo ha.

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