martes, julio 29, 2008

El Tercer Encuentro.

En una noria con cabinas abiertas de cuatro plazas nos encontrábamos.
Los dos asientos dobles acolchados eran muy amplios, tanto que tú y yo permanecíamos entrelazados cómodamente en uno de ellos a la luz del crepúsculo vespertino.
El sol veraniego había lucido todo el día, y el calor remanente nos arropaba. Nosotros íbamos ligeros de ropa, mientras que los dos amigos que nos acompañaban iban abrigados.

El sólo hecho de estar contigo me aceleraba el corazón, y no podía más que abrazarte y sentirte en silencio. Nuestros brazos y piernas estaban enredados en una posición algo incómoda, así que decidí posar mi mano derecha sobre tu esbelta cadera, sintiendo la inigualable suavidad de tu piel. Mi movimiento te sorprendió y me abrazaste con fuerza. Tu delicadeza me hizo estremecer y me dí cuenta de lo mucho que te amaba. En ese momento, nada en el mundo tenía valor excepto tú. El entorno empezó a desvanecerse con rapidez hasta que quedamos los dos solos en una nube blanca. Por mi cabeza pasó la idea de la muerte, y la acepté con gusto al verme contigo. Al mismo tiempo que una sonrisa aparecía en mi cara, los dos nos fundimos con la infinitud...



Encuentro 3º.- 29/Julio/2008 morning.
Yo...

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